Mientras se ofuscan en Puerta de Tierra en los vericuetos del reglamento, la ausencia de ideas sustantivas seguirá definiendo a un acéfalo PPD, escribe Leo Aldridge
Mientras se ofuscan en Puerta de Tierra en los vericuetos del reglamento, la ausencia de ideas sustantivas seguirá definiendo a un acéfalo PPD, escribe Leo Aldridge
El declive del otrora poderoso Partido Popular Democrático (PPD) durante los pasados seis años es imparable. Los que permanecen en esa colectividad lo hacen por razones familiares, culturales, laborales o por pura nostalgia de tiempos pasados. Algunos se consuelan pensando que por lo menos no son tan malos como los otros. Pero nadie se une al partido persuadido por sus ideas o visión de mundo. Esas ideas colectivas que se supone que definan al PPD nunca se articulan y, cuando alguien lo intenta, recurre a generalidades sin explicar cómo eso beneficia a los puertorriqueños de a pie.
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