OPINIÓN
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prima:Melancolía de izquierda

¿Acaso eso no es lo mismo que ocurre con las ideas y las palabras que heredamos del siglo XX? ¿Qué se hace cuando ciertos términos (izquierda, derecha, comunismo, soberanía, colonia, identidad) tienen el cañón mohoso?, cuestiona Cezanne Cardona Morales

12 de noviembre de 2022 - 11:40 PM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

La noche que George Orwell abordó el tren que lo llevaría al frente de guerra español no se imaginó que su primer rifle sería un Mauser alemán que tenía el cañón mohoso y que databa de 1856. Orwell llegó a Barcelona un 26 de diciembre de 1936 y pronto supo que la mayoría de los milicianos del Frente Popular cargaban fusiles dañados. De hecho, el primer herido de guerra que vio fue un muchacho de apenas quince años con la cara ensangrentada porque le reventó el cerrojo de su rifle y los trozos de cartucho se le incrustaron en el rostro. Ni siquiera se estaba a salvo en el hospital porque los enfermeros robaban las pertenencias de los heridos. Según el autor de Rebelión en la granja, nada en aquella guerra parecía tener sentido: escaseaban las armas, la leña, las botas, las palas para cavar trincheras y la comida; en cambio sobraban los piojos, las diferencias ideológicas entre los propios republicanos, las ratas, la tuberculosis y los perros. A cada pelotón le daban una mascota canina a la que identificaban con un fierro caliente en el lomo dependiendo de a qué grupo perteneciera; el perro que le tocó a Orwell tenía las siglas del POUM marcadas en el costado y eran tan recientes que, a cada rato, el animal se detenía a lamerse alguna de las siglas del Partido Obrero de Unión Marxista, grupo del que Orwell tuvo que huir despavorido por la inmisericorde persecución de Stalin en su sangrienta cruzada contra los trotskistas.

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