El monitoreo a largo plazo va más allá de revisar la glucosa en la sangre. Incluye, también, controlar regularmente la presión arterial, entre otros elementos. (Shutterstock)

Debido a que la diabetes no solo influye en los niveles de azúcar en la sangre, sino que también puede afectar varios órganos y sistemas de nuestro cuerpo, es crucial realizar una evaluación continua para detectar y manejar a tiempo cualquier daño.

El monitoreo a largo plazo va más allá de revisar la glucosa en la sangre. Incluye, también, controlar regularmente la presión arterial, el perfil lipídico (colesterol), la función renal (riñones), la salud de los ojos y el cuidado de los pies. Todos estos aspectos son fundamentales para mantener una buena salud.

  • Azúcar en la sangre: Se debe monitorear regularmente, específicamente, a través de la hemoglobina glucosilada (A1c). Para los pacientes con control estable del azúcar en la sangre y que están cumpliendo sus objetivos de tratamiento, es recomendable realizar una evaluación de la A1c al menos dos veces al año. Para pacientes con cambios recientes en su tratamiento o que no están alcanzando sus metas de azúcar en la sangre, se aconseja evaluar la A1c, al menos, cada tres meses. Estas evaluaciones más frecuentes permiten ajustar el tratamiento de manera oportuna y efectiva.
  • Presión arterial: Es vital medirla en cada visita médica. Para quienes tienen hipertensión y diabetes, es recomendable monitorear la presión en casa, manteniéndola consistentemente por debajo de 130/80 mm Hg.
  • Perfil lipídico (colesterol): Se deben evaluar los niveles de colesterol cuando se inicia o se modifica el tratamiento con estatinas, y luego hacer un seguimiento anual. Esto ayuda a monitorear la respuesta al tratamiento. El uso de estatinas, independientemente del nivel de colesterol en la sangre, ha demostrado prevenir infartos al corazón en pacientes que viven con diabetes entre las edades de 40 a 75 años.
  • Función renal (riñones): Al menos una vez al año, se deben evaluar la albúmina en la orina y la tasa de filtración del riñón. En casos de enfermedad renal diabética, el monitoreo puede variar de una a cuatro veces al año.
  • Retinopatía diabética: Se recomienda un examen ocular completo por un oftalmólogo, que incluya dilatación de las pupilas al momento del diagnóstico de la diabetes en la mayoría de los pacientes. Si hay retinopatía, se necesitan exámenes anuales o más frecuentes, dependiendo de la progresión de la enfermedad. Si no hay evidencia de retinopatía y el azúcar en la sangre está bien controlada, entonces se puede considerar la realización de exámenes cada uno a dos años.
  • Cuidado del pie: Es crucial realizar exámenes completos de los pies, incluyendo la evaluación de la neuropatía diabética. Deben realizarse, al menos, una vez al año para identificar pies en riesgo de úlceras y amputación. Los pacientes con cualquier historial de deformidades en los pies, sensación disminuida, circulación deteriorada o historial de úlceras deben tener exámenes en cada visita al consultorio. Las personas que fuman, tienen un control de azúcar deficiente o problemas de visión también tienen un mayor riesgo de úlceras y amputaciones, por lo que requieren un seguimiento más cercano.

El monitoreo a largo plazo es clave en el manejo de la diabetes mellitus. La tecnología y la telemedicina están mejorando la forma en la que las personas pueden controlar su enfermedad. Pero, el monitoreo debe ser parte de un enfoque integral que incluya una dieta saludable, ejercicio regular, y seguimiento médico adecuado. Con el cuidado y el apoyo adecuados, las personas con diabetes pueden llevar una vida plena y saludable.

La autora es endocrinóloga en entrenamiento.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.

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