Asombra el arranque desastroso de LUMA, ante el silencio cómplice de un Palacio de Santa Catalina convertido en convento de clausura, escribe Silverio Pérez
Asombra el arranque desastroso de LUMA, ante el silencio cómplice de un Palacio de Santa Catalina convertido en convento de clausura, escribe Silverio Pérez
El día que deje de asombrarme sabré que he comenzado a morir. El asombro es tan importante que Platón decía que es la disposición primera del conocimiento pues antecede al deseo de conocimiento y también lo posibilita. En términos menos filosóficos es simplemente nuestra capacidad de sorprendernos, con lo maravilloso y con lo terrible. Es quitarnos la capa de la indiferencia que nos convierte en lejanos espectadores de la vida.
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