Perder el control sobre los hábitos de navegación de estas embarcaciones privadas, es lo mismo que entregar las costas a la voracidad de los constructores irresponsables, escribe Mayra Montero
Perder el control sobre los hábitos de navegación de estas embarcaciones privadas, es lo mismo que entregar las costas a la voracidad de los constructores irresponsables, escribe Mayra Montero
Las imágenes de la playa Puerto Nuevo, en Vega Baja, y la solicitud casi desesperada del alcalde para que Recursos Naturales y otras agencias lo ayuden ante lo que se perfila como una verdadera anarquía marítima —la avalancha de embarcaciones ancladas en la orilla sin ningún control—, es parte de un fenómeno de transferencia psicológica: mucha gente ya no compite por tener los mejores carros, sino que ahora quiere las mejores lanchas.
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