Estos centros carecen de fondos para operar y algunos han dejado de aceptar perros y gatos, una situación precaria que empeoró con los huracanes, terremotos y la pandemia
Estos centros carecen de fondos para operar y algunos han dejado de aceptar perros y gatos, una situación precaria que empeoró con los huracanes, terremotos y la pandemia
Aurelia, una perra sata, llevaba 194 días esperando ser adoptada en las instalaciones de la Humane Society of Puerto Rico (HSPR), en Guaynabo. Allí, la perra pinta –blanca y negra– encontró albergue temporero mientras aguardaba enamorar a alguien con quien compartir cariño y casa. Ayer, ese día llegó y fue adoptada. Atrás, sin embargo, dejó a más de 100 perros y gatos en busca de un hogar seguro y permanente, entre ellos, Bin, un minino negro de 10 meses que, según sus cuidadores, no ha tenido suerte de ser adoptado tras un difícil rescate en el expreso Martínez Nadal.
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