Mientras vivía clandestinamente como prófugo de la justicia, Alexander Capó Carrillo, conocido como “Alex Trujillo”, sentía rabia hacia los miembros de la policía y los veía como sus más grandes enemigos, un sentimiento que, mientras estuvo en la cárcel, fue transformando por un gran respeto que hoy, Jueves Santo para los creyentes, quiso demostrar participando de un círculo de oración por la salud del agente Waldemar Burgos Rodríguez, baleado en la cabeza durante una persecución ocurrida el 2 de abril en los predios del residencial Vista Hermosa, en Puerto Nuevo.