El calor puede afectar la salud de cualquier persona, pero sus efectos pueden ser más nocivos para quienes toman ciertos medicamentos que ya, por sí solos, pueden reducir su capacidad para soportar el impacto de altas temperaturas.

Aquellas personas que toman diuréticos, por ejemplo, corren un mayor riesgo de deshidratación, por lo cual se les advierte evitar la pérdida excesiva de agua y otros líquidos necesarios para el buen funcionamiento del cuerpo.

Así lo explicó el licenciado Ricardo Cintrón, un farmacéutico de Ponce, quien advirtió que hay una variedad de fármacos que pueden provocar un aumento en la temperatura corporal. Esto, junto al calor extremo que caracteriza estos días, representa un riesgo para la salud de algunos pacientes.

“Hay ciertos medicamentos con los que hay que tener cuidado, como los antisicóticos, antidepresivos, antihistamínicos y betabloqueadores, como Metoprolol, que muchas personas toman. Esas personas tienen que estar pendientes a refrescarse y evitar exponerse al sol directamente”, expuso Cintrón, en entrevista con El Nuevo Día.

La licenciada Elda Sierra, presidenta del Colegio de Farmacéuticos, señaló, por su parte, que los pacientes de condiciones cardiovasculares e hipertensión también deben tener mayor cautela en ambientes calurosos.

“Si la persona tiene presión alta y se expone a temperaturas de gran humedad y calor excesivo, puede tener un síncope, especialmente, los adultos mayores”, destacó.

Sierra agregó que hay medicamentos que alertan, de antemano, que no son aptos para personas de 65 años o más, ya que pueden provocar desbalances o mareos.

“Personas en tratamiento de tinitus también pueden agravarse con el calor. Pierden el balance porque te estás deshidratando, igual que los que toman medicamentos para eliminar el agua (del cuerpo)”, enfatizó Sierra.

Advirtió que existe un riesgo mayor de mareos y desbalances para quienes ingieren diuréticos y realizan labores bajo el sol, como, por ejemplo, trabajos de construcción.

“Los diabéticos, cardíacos y que estén bajo tratamiento oncológico son los que menos deben estar expuestos al sol. Igual, los que tienen Lupus. Si toman Plaquenil, tienen que estar escondidos en la sombra. Son personas que no pueden ni deben estar al sol porque la condición se les agrava. El medicamento los ayuda, pero dañan sus efectos al estar expuestos al sol”, explicó la presidenta del Colegio de Farmacéuticos.

Ambos farmacéuticos advirtieron, además, sobre el peligro de dejar los medicamentos bajo el sol.

“La mayor parte, sino todos los medicamentos, se tienen que guardar en lugares frescos y secos, que ni el calor ni la humedad los dañe. Dejarlos en el carro, en estas temperaturas, es pecado porque se descomponen. No era la idea cuando se manufacturaron. Y la insulina, peor todavía, porque se deteriora y no va a hacer su función. No es que vaya a envenenar a la persona, es que no se van a obtener los resultados buscados”, advirtió Sierra.

Por su parte, Cintrón destacó que la Administración federal de Drogas y Alimentos (FDA, en inglés) no emite recomendaciones particulares sobre cómo los pacientes deben guardar los medicamentos en sus hogares, especialmente, aquellos que residen en lugares con altas temperaturas, como Puerto Rico.

“Se recomienda que estén en lugares secos, que no les dé la luz solar directa a los productos. No solo es calor, es calor húmedo. Que los pacientes mantengan productos a temperaturas menos de 85 grados. De ahí para arriba, no hay guías de qué hacer. Estar en lugares con el aire acondicionado prendido todo el día para cuidar el medicamento es difícil, no es una realidad”, sostuvo.

El efecto principal, precisó Cintrón, es que los medicamentos pueden perder su efectividad. A modo de ejemplo, mencionó que el Diezepam –medicamento para aliviar la ansiedad y controlar la agitación por la abstinencia de alcohol– puede perder hasta el 25% de su potencia en temperaturas de sobre 98 grados Fahrenheit.