La capacidad de reírse de uno mismo es una cualidad que muestra inteligencia emocional y un alto nivel de autoestima. Aprender a aceptarse y encontrar humor en nuestras propias imperfecciones es una forma de vivir la vida de manera más saludable y feliz.

Precisamente, esta tarde, otra de las máximas de la comedia boricua, Suzette Bacó, regresó a la sala de teatro René Marqués del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré en Santurce con su “stand-up comedy” “A otra con ese cuento”. En su gira promocional, la carismática actriz prometió que la audiencia se reiría de ella y con ella cuando develara sus papelones amorosos.

La anfitriona no defraudó. Desde su inesperada entrada por el área del público, las carcajadas no se hicieron esperar. Este mismo ambiente imperó a lo largo del “show” que tuvo poco más de una hora y media de duración.

Al igual que a muchas, desde pequeña, a la intérprete de “Doña Soto” le hicieron creer que los príncipes azules sí existían. En su mente, además, llegó a desarrollar algunas historias similares a los cuentos de hadas de Disney.

La “coach” de vida certificada, quien apareció ante los presentes ataviada de verde, caracterizó a tres princesas que en algún momento imaginó ser: Blancanieves, Bella y Fiona. “Yo vivía en el mundo de las princesas, yo me creía una princesa”, afirmó.

En ese proceso de crecimiento, casualmente, Bacó descubrió que todo lo anterior era pura fantasía. Con el fin de aportar en el bienestar de sus seguidores, la comediante compartió ocho lecciones que ha aprendido en el misterioso camino del amor.

Las lecciones de Suzette Bacó en sus fracasos amorosos

Si algo evidencia la maestría de Bacó en el género de la comedia es su capacidad de hacer reír y entretener sin utilizar lenguaje obsceno ni acudir al doble sentido. La artista, quien se describió en su juventud como una chica de “dientes pequeños” y “flaca como un sorbeto”, tampoco necesitó de elementos musicales ni de utilería para cumplir su objetivo. Al final de la noche, la estrella fue ella con sus vivencias.

Entre todas las anécdotas, sin duda, una de las más graciosas y reveladoras fue el interés del cantautor y compositor español Alejandro Sanz hacia Bacó. A pesar de la insistencia del 24 veces ganador del Grammy Latino, la comediante no accedió porque era una mujer casada.

“Y no me miren así, ustedes saben con quién estaba casada. Claro, si es la única vez que me he casado”, dijo en alusión a su matrimonio con el actor y comediante Jorge Castro. “¡Tan estúpida yo!”, agregó.

Su primera vez en un motel, de igual manera, fue otra de las situaciones que alborotó a la audiencia. Según narró, la visita se produjo como parte de una grabación del desaparecido espacio “Sunshine’s Café”.

Desde la decoración totalmente en “animal print”, que comparó con la ambientación que tuvo en algún momento la modelo Maripily Rivera en su casa, hasta la compañía, hicieron la experiencia una memorable. Además de Castro, en la habitación también se encontraban los comediantes René Monclova, Albert Rodríguez, Cristina Soler, Marian Pabón y Emmanuel “Sunshine” Logroño.

La velada concluyó, primero, con un sorprendente cambio de vestuario. Frente al público, Bacó desprendió la parte superior de su ajuar para develar un elegante traje de noche que, complementado con el peinado, la hizo lucir realmente como una princesa.

“Estoy aquí, sola, libre, contenta, con mi familia, no solo mi familia, sino mi núcleo inmediato, que son mis perras. La verdad es que lo que dan esos animales es amor incondicional”, sostuvo con la voz entrecortada.

Finalmente, a modo de consejo, la comediante repasó que “sin trabajo no hay relación de pareja”, que el matrimonio hay que verlo como “un compromiso”· y que “si ya se intentó todo, también se vale que cada cual siga su camino”.