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Enfoca su talento en el arte religioso

Felipe Rivera Ortiz relata con emoción el momento en el que el papa Francisco recibió el retrato que le realizó

27 de abril de 2023 - 8:00 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
Felipe Rivera, artista plástico, educador y ha expuesto sus obras alrededor del mundo. Foto: Isabel Ferré Sadurní (Isabel Ferré Sadurní)

Hace unos meses que, Felipe Rivera Ortiz, recibió un correo electrónico de la Santa Sede, confirmando uno de los pasos más importantes en su carrera como artista plástico. Su obra “Con la mirada puesta en el cielo” fue admitida por el Vaticano.

Las letras enviadas por la Secretaría de Estado Vaticana impartían un mensaje del papa Francisco demostrando su gratitud por la pieza entregada en sus manos el 21 de diciembre de 2022, por los Reyes Magos de Juana Díaz.

Durante el encuentro, el Sumo Pontífice confesó su asombro ante la esencia del óleo inspirado en su rostro, a través del color y las pinceladas del virtuoso coameño de 40 años.

“Yo estaba allí, cuando el Santo Padre dijo: ‘Me has captado muy bien, me encanta la esencia de este óleo y lo que transmite. Es hermoso lo que veo’. Y me regala un rosario a modo de intercambio”, recordó con emoción.

“Es uno de los grandes logros para mí como artista, como individuo, como ser humano, ante todo, fue ese momento. Me dice mucho de lo que ha sido la mano de Dios guiando mi carrera y hasta donde me ha llevado, sin yo haber planificado absolutamente nada de ese tipo de proyecto. La obra está en el Vaticano, para mí eso es maravilloso”, expresó.

Los Reyes Magos de Juana Díaz le entregaron a papa Francisco el retrato que Felipe Rivera le pintó.
Los Reyes Magos de Juana Díaz le entregaron a papa Francisco el retrato que Felipe Rivera le pintó. (Simone Risoluti)

La trayectoria de este educador comenzó cuando tenía 11 años, ya que quiso ayudar económicamente a sus padres, Norma Iris y Felipe de Jesús, quienes se esforzaron por levantar a sus seis hijos. De esa manera, Felipe se convirtió en el artesano más joven, certificado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña en el renglón de pintura sobre madera del país.

Igualmente, mencionó la influencia de su tío materno, Ángel Manuel, un artista y militar que le heredó una colección de libros de arte, de los grandes maestros del renacimiento. Así que, “aprendí observando libros, de forma autodidacta porque no tuve maestro de arte”.

De hecho, en plena preadolescencia, tuvo la oportunidad de compartir “pintando en vivo” con artistas sureños del alto calibre como Wichie Torres y Moisés Castillo; ya fallecidos, con los que intercambiaba inquietudes sobre las artes plásticas.

Todo eso, influyó para que Rivera Ortiz soñara con convertirse en sacerdote.

“Aunque la obra siempre ha tenido una tendencia plástica hacia lo espiritual, de niño, mi deseo era hacerme sacerdote y dedicarme, ir a Roma a estudiar arte sacro. Voy al seminario, pero descubro que el Señor quiere otra cosa de mí. De hecho, mi experiencia en el seminario fue hermosa, pero me apasionaba más allá del compartir y la feligresía, el tratar de convertir el arte en una herramienta de evangelización. De que la gente también pueda conectarse con su ser interior”, sostuvo el egresado de Educación en Arte de la Pontificia Universidad Católica en Ponce.

“Trabajé el género figurativo, siempre me gustó la figura, el paisaje, los géneros clásicos de la academia. Siempre digo que somos artistas en desarrollo. No estamos concluidos, sino en proceso de cambio y de crecimiento con la plástica, con el arte, con la pintura y con la escultura”, acotó.

Felipe Rivera, artista plástico, educador y ha expuesto sus obras alrededor del mundo. Foto: Isabel Ferré Sadurní
Felipe Rivera, artista plástico, educador y ha expuesto sus obras alrededor del mundo. Foto: Isabel Ferré Sadurní (Isabel Ferré Sadurní)

Para el 2015, Felipe ganó medalla de plata para Puerto Rico en la Bienal de Florencia en Italia, con una despampanante pieza de su serie SerEs, que pesa sobre 1,500 libras.

“Creo que la vida del artista va creciendo con sus experiencias de vida. El arte es reflejo de lo que somos, tiene que ser espejo de lo que vivimos, tiene que salir de nosotros, de lo más profundo del ser. Sobre todas las cosas, sé honesto. Una de las cosas que mayor validez le da al arte es la honestidad del artista y que obra y vida sean una misma cosa, que vayan por un mismo carril”, reveló.

Es en 2019, cuando el coameño enfiló su ruta hacia el arte sacro, de la mano del padre Orlando Lugo quien, en su mudanza a la parroquia Santísimo Sacramento en la Playa de Ponce, le invitó a plasmar su huella para la posteridad.

“Padre Orlando siempre fue fan de mi obra de arte contemporáneo. De ahí comienzan a gestarse los primeros proyectos del altar mayor. Esos primeros dos fondos que dedicamos al profeta Elías, otra dedicada al cordero sobre el trono. Muy particular él quería seleccionar santos no tradicionales, modelos para jóvenes”, manifestó.

Desde entonces, sigue su inspiración en el arte sacro.

“El arte sacro me permite llevar un poco de palabra, un poco de energía, de luz, en un mundo que cada vez lo encuentro más necesitado de hacer conexión con lo que somos. Esta experiencia trasciende nuestra materialidad, nuestro cuerpo. Trasciende el mundo de la religiosidad. Es lo que hace la diferencia en la vida del individuo y lo hace crecer como ser humano”, concluyó.

Para detalles: Felipe Rivera Ortiz Facebook e Instagram y, Feliperiveraortiz.com.

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