A siete minutos en automóvil de Punta Maldonado, lugar que sirvió de reunión para decenas de personas tras el trágico accidente aéreo de Roberto Clemente en las aguas del Atlántico hace 50 años, cientos de niños y adolescentes de Loíza tomaban el jueves clínicas de béisbol con el apellido del astro boricua en sus dorsales.
La jornada en el Parque de la Comunidad de Piñones formó parte de las actividades realizadas esta semana por la Fundación de Roberto Clemente que, además de dar talleres, repartió compras de comida en distintos puntos de la isla.
Luis Roberto Clemente, uno de los hijos del integrante del Salón de la Fama de Béisbol, resumió a El Nuevo Día que, junto al chef Iván Clemente del Comedor de la Kennedy, distribuyeron alimentos calientes y compras en escuelas, residenciales y hogar de envejecientes en Ponce. Luego pasaron a Mayagüez, San Germán, Hormigueros y Guánica con 900 compras.
Las clínicas de pelota comenzaron en el parque Roosevelt (San Juan) y en Arecibo, donde compartieron con el equipo superior femenino del pueblo norteño. El sábado, terminan con una clínica masiva en Estadio Marcelino Blondet de Guayama.
En Piñones, niños y adolescentes, quienes reconocen a Clemente a través de su documentada historia dentro y fuera del terreno del juego, lucieron el número 21 -en camisetas obsequiadas- para aprender técnicas de fildeo en el cuadro interior, además de realizar tiros en los jardines.
“Entiendo que reaccionan muy bien a este nombre y mucho más en esta área, ya que estamos a pasos a donde fue el accidente. Entiendo que estos jóvenes conocen de la historia. Después de esta noche, van a aprender muchos más y entender la verdadera misión de los Clemente”, dijo Luis Roberto.
Las clínicas estuvieron a cargo del exlanzador de las Grandes Ligas, Mikey Weston; el lanzador Kyle Dowdy, quien el año pasado debutó en las Mayores con los Red de Cincinnati; y el guardabosques Quentin Holmes, quien pertenece a la organización de los Guardians de Cleveland.
“Roberto Clemente es histórico. Ves todos esos vídeos viejos, de sus alocadas tiradas y sus hits (conectados). La pasión con la que jugó el béisbol y toda su influencia fuera de Puerto Rico... de cómo vivió por su servicio a los demás. Estar aquí con las comunidades con la fundación ha sido increíble”, expresó Dowdy.
En el terreno también estaba Roberto Jr., primera vez que participaba presencialmente en unas clínicas en la isla bajo la fundación que lleva 16 años realizando actividades de este tipo en Puerto Rico debido a que reside en Estados Unidos.
“Para mí, estos días, viendo el talento en diferentes sitios, es increíble. La actitud hacia el béisbol en esta zona es grandísima. Estos niños se hacen fanáticos de Clemente. No solamente porque jugó béisbol, sino porque oyen historias de quién fue, qué clase de ser humano fue y cómo murió, creo que los impacta. Para nosotros, es lo más grande que se puedan llevar de esto. Creo que los marca más que lo que se hace en el terreno de juego”, indicó Roberto Jr.
Clemente murió a los 38 años el 31 de diciembre de 1972 luego de que el avión en el que viajaba hacia Nicaragua con suministros para asistir al país centroamericano tras un terremoto, se estrellara minutos después de despegar del Aeropuerto Internacional de Isla Verde en Carolina.
Este año, la zona de Punta Maldonado fue incluida al Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos.
En 2022 también se cumplió medio siglo del hit 3,000 del exjardinero de los Pirates de Pittsburgh. En aquel entonces, fue el undécimo pelotero y primer latino en alcanzar la mítica cifra en la historia de las Grandes Ligas.