El Carlos Arroyo gerente general del Equipo Nacional, que ‘suda’ en la actualidad una camiseta sin número ni nombre en el dorsal, vivió momentos trascendentales como jugador internacional con el combinado patrio, mientras lucía el 7 en su espalda bajo su apellido, y las 10 letras de Puerto Rico en el pecho.

Varias de esas instancias ocurrieron precisamente en la isla, por lo que es natural para él recordar lo que aconteció hace 21 años cuando la Selección Nacional consiguió la que hasta ahora ha sido la última clasificación de la isla para unos Juegos Olímpicos en el baloncesto masculino.

Desde el próximo 2 de julio, un quinteto nacional boricua volverá a buscar como anfitrión un boleto a las Olimpiadas, esta vez de la mano de una nueva generación de canasteros que en su mayoría no nacieron en la isla, pero tienen sangre puertorriqueña en sus venas y han logrado su conexión con Puerto Rico gracias a la Selección.

“Sí, yo creo que eso es lo más especial, que se va a dar aquí nuevamente”, dijo Arroyo sobre el Repechaje Olímpico que se efectuará en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot del 2 al 7 de julio, en un intento por frenar una sequía del básquet masculino de 20 años sin ir a unas Olimpiadas, y tras irse en blanco por cuatro ciclos olímpicos.

“Entendemos también la historia de hace 20 años. Los otros días me enteré también que fueron (se cumplieron) los 12 años de la decisión que tomó (el pívot y delantero cubano Ysmael) Romero también (de desertar el 19 de junio de 2012 durante el Centrobasket celebrado en San Juan), así que hay muchos momentos especiales que se están uniendo, y yo espero que eso nos ayude a nosotros poder acudir a esa información y poder inspirarnos en cierta manera en poder hacer el trabajo día a día que se tiene que hacer”, dijo Arroyo antes de la práctica del jueves en el Coliseo Roberto Clemente.

Arroyo se refería a un suceso que se dio en realidad hace 21 años, cuando el 31 de agosto de 2003 Puerto Rico consiguió un dulce desquite derrotando a Canadá para conseguir su boleto a los Juegos de Atenas 2004, y vengar así el doloroso revés de 1999 ante los propios canadienses y su armador titular enebeísta Steve Nash, quien había acabado a los boricuas en el Preolímpico anterior con miras a los Juegos de Sydney 2000.

En ese partido del 2003, José “Piculín” Ortiz se vistió de gloria ante los canadienses para alcanzar el boleto olímpico, al lucirse con 21 puntos, 10 rebotes, 10 asistencias y siete tapones en el triunfo de Puerto Rico sobre Canadá 79-66.

Con ese boleto en mano, la Selección Nacional acudió a la cita en Atenas e hizo noticia de primera plana cuando le propinó al combinado de Estados Unidos una histórica primera derrota en Olimpiadas desde que los norteamericanos comenzaron a utilizar en 1992 jugadores de la NBA.

Para mayor sorpresa, sería una paliza con marcador de 92-73 en la que Arroyo fue héroe con 24 puntos, siete asistencias, cuatro rebotes y cuatro cortes de balón, arrancando el torneo olímpico para ambos equipos en esa edición de los Juegos.

Todas esas historias y memorias son las que Arroyo ha procurado grabar en la mente de esta nueva generación de jugadores de la Selección, que en esta ocasión para el Repechaje Olímpico rumbo a París 2024 está conformada por José Alvarado, Tremont Waters, Jordan Howard, Stephen Thompson, Isaiah Piñeiro, Aleem Ford, Chris Ortiz, Ysmael Romero, Arnaldo Toro, Gian Clavell, Davon Reed y George Conditt IV.

“Entendemos la seriedad y el compromiso que conlleva el repechaje. Yo fui parte de eso, y tener a Larry (Ayuso) aquí, ese aura de Larry (es importante). Me hubiese encantado tener aquí a más de los muchachos que fueron parte de ese equipo, especialmente a Picu, que siempre que viene y entra por ahí (ayuda). Es el mejor de todos los tiempos, y que esté en una práctica y pueda ayudar a los muchachos, en una conversación y ayudarlos con su experiencia, eso nos va a ayudar muchísimo”, dijo Arroyo.

Ayuso, quien también fue parte de la Selección en Atenas 2004, fue convocado por Arroyo para unirse en la fase técnica, ayudando durante las prácticas de la Selección como preámbulo al clasificatorio de julio. El año pasado, Ortiz también ayudó en entrenamientos de la Selección.

“Todo lo que podamos hacer nosotros en cuestión de las relaciones que tenemos en el baloncesto y fuera del baloncesto, para que vengan aquí y compartan con los muchachos, vamos a utilizar todas esas ayudas”, dijo Arroyo.

“Soy selectivo porque no quiero que no me escuchen si me pongo a hablar de eso todos los días”, agregó refiriéndose a los grandes momentos que ha tenido la Selección en el pasado. “Soy bien selectivo para que puedan entender bien el mensaje. Ellos saben la historia, entienden la importancia del torneo. Es cuestión de ajustar piezas aquí en cancha y acostumbrarse a la rutina”.