Una joven boricua de 22 años cuenta su experiencia alejada de la tecnología, mientras especialistas en el tema ofrecen sus recomendaciones para evitar la dependencia con el teléfono inteligente
Una joven boricua de 22 años cuenta su experiencia alejada de la tecnología, mientras especialistas en el tema ofrecen sus recomendaciones para evitar la dependencia con el teléfono inteligente
A su alrededor, en el tren, en la universidad, en restaurantes, Eva Rodríguez observa a la gente ir de un lado a otro, con la vista clavada en un teléfono inteligente. Ignoran el mundo real por lo que oculta en una pantalla cada universo individual, en lo que ya es una extensión natural de los cinco dedos de la mano.
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