La cama en la que duermes, el jabón con que te bañas, la ropa que vistes y el dispositivo móvil con que te comunicas tienen algo en común: todos son productos de la manufactura, industria que, en Puerto Rico, emplea a 84,100 personas —según datos del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos para septiembre pasado— y que aporta más del 47 % del ingreso bruto ajustado del país.

En Estados Unidos, 14.7 millones de personas trabajaban en el sector manufacturero en 2021. Dado que se trata del proceso donde se convierte la materia prima en un producto final, mediante el uso de maquinaria y esfuerzo humano, las profesiones y los oficios ligados a esta industria son muy variados y podrían resultar de interés para los jóvenes que están por terminar sus estudios escolares o universitarios.

“Dentro de la planta de manufactura hay un equipo que incluye desde contadores, microbiólogos y químicos hasta personal de administración de empresas y recursos humanos”, mencionó Aisha Rodríguez, especialista en comunicaciones de Boston Scientific, en Dorado, fábrica de dispositivos médicos que cuenta con 1,300 empleados en la isla.

Mientras unos trabajan con las finanzas de la empresa o su modelo de negocio, otros se ocupan de atraer nuevo talento y prevenir riesgos laborales.

“Gran parte del personal tiene bachillerato en ingeniería porque resolvemos problemas todo el tiempo. Solemos tener más posiciones abiertas en ingeniería industrial, eléctrica, biomédica, mecánica, química y de computadoras”, añadió la portavoz.

Ángel Excia, ingeniero de software de Boston Scientific Dorado, agregó que otros que trabajan en la planta son los técnicos de ingeniería, “quienes son nuestra primera línea de defensa porque atienden directamente los problemas iniciales y, si es complicado, recurren a los ingenieros”. Se trata de puestos que requieren grado asociado.

“También están los operadores de manufactura, que son las personas que nos ayudan a sacar el producto. Es un puesto que solo requiere diploma de cuarto año de escuela superior”, apuntó Rodríguez.

Ambos entrevistados insistieron en que, aunque cada vez haya más robots en las líneas de producción de las fábricas, se necesitan personas para programarlos, activarlos, repararlos cuando se dañen o validar que funcionan correctamente.

Ante la gran variedad de labores que hay en la manufactura, Rodríguez recomendó a los jóvenes que “primero definan bien cuál es su pasión, en qué se ven a largo plazo trabajando, y luego busquen una compañía con una cultura que apoye sus valores y vaya acorde con lo que ellos piensan y creen, más allá de un salario”.

En el caso del sector de manufactura de dispositivos médicos, el salario promedio anual en la isla es de $42,000 por empleado y la paga por hora promedia los $20, de acuerdo con datos del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio.

“Los salarios dependen del puesto y son competitivos”, comentó Rodríguez. “Necesitamos que el talento se quede aquí en Puerto Rico”, enfatizó.

Una vez el joven define cuál es su pasión e ingresa a la universidad, Excia comentó que, en distintas empresas, “tenemos programas de ‘co-op’ e internados que pueden explorar; personas cursando bachillerato, maestría o doctorado tienen la oportunidad de venir, trabajar en proyectos con nosotros, adquirir experiencia y conocer los retos que hay en la industria”.

Por su parte, Rodríguez mencionó que Boston Scientific Dorado cuenta con internado ‘co-op’ con varias universidades, en el que el estudiante trabaja un proyecto con la empresa durante seis meses y recibe una paga.

“Trabajan como si fuesen empleados de nosotros, a la vez que obtienen créditos universitarios para ellos. Los tenemos con el Recinto Universitario de Mayagüez y con la Universidad Politécnica [de Puerto Rico]”, abundó.

Agregó que otra iniciativa de la empresa, llamada Programa Alcance, permite a estudiantes hacer proyectos individuales en las instalaciones de la compañía durante varios días, mientras que en Capstone Project proveen al estudiante un ambiente en el que pueda completar el proyecto final de su clase.

A estas oportunidades usualmente se accede a través de las universidades. Por tal razón, los estudiantes interesados deben preguntar a sus profesores o a sus universidades por las oportunidades que distintas empresas tienen disponibles. Ocasionalmente, compañías como Boston Scientific Dorado hacen visitas a escuelas y universidades, “para inyectar esa semilla por entender lo que es la manufactura y que las personas quieran estudiar este tipo de carreras”, dijo la portavoz. También hacen ferias de empleo en las universidades y en las fábricas.

La especialista en comunicaciones resaltó la importancia de que los universitarios realicen internados y prácticas mientras estudian.

“Esto los ayuda a entender el ambiente laboral real. Trabajas proyectos, pones en práctica lo que estás estudiando, resuelves problemas y te dan la oportunidad de ver si en realidad quieres trabajar en ese tipo de ambiente. Te hace más competitivo porque tienes experiencia desde antes de graduarte de la universidad”, apuntó.

“Dependiendo de la naturaleza del proyecto que les toque trabajar durante el internado o la práctica pueden descubrir nuevas áreas de trabajo que no conocían y darse cuenta de que se pueden dirigir a eso”, aseveró Excia.

Rodríguez añadió que, si el alumno se desempeña bien en su internado, práctica o proyecto, y cultiva buenas relaciones, podrían surgir más oportunidades.

“Esa experiencia te da la oportunidad de establecer relaciones con profesionales y eso puede abrirte puertas dentro del negocio. Quizás les encantó tu trabajo y esperan a que te gradúes para contratarte, si surge la plaza”, expuso. “Yo hice dos co-op, estando en la universidad y gracias a eso conseguí trabajo aquí en Boston Scientific Dorado”, agregó.

Por otro lado, sostuvo que las prácticas e internados ayudan a los estudiantes a fortalecer sus habilidades blandas, las cuales están en cada vez mayor demanda en el mundo laboral.

Se trata de atributos personales que son necesarios para ser exitoso en el empleo como, por ejemplo: manejo del tiempo, saber trabajar en equipo, contar con destrezas de comunicación efectiva (oral y escrita), tener inteligencia emocional, respetar las opiniones de otros, y resolver problemas y conflictos.

“En las nuevas generaciones, hemos visto que las habilidades blandas han ido en disminución y tenemos programas en la compañía para atender esa necesidad”, sostuvo la portavoz. A estos efectos, Boston Scientific Dorado ha ofrecido anteriormente talleres para universitarios, dirigidos al desarrollo de las habilidades blandas.

Una vez dentro del ambiente de trabajo, ya como empleado, las oportunidades de crecer y desarrollarse continúan.

“Hay personas que empiezan a trabajar con nosotros mientras estudian y, una vez terminan los estudios, tienen la posibilidad de ascender, según el grado que hayan obtenido”, dijo Rodríguez.

En el caso de Boston Scientific Dorado, la empresa ofrece a sus empleados un programa rotacional en el que el trabajador labora por un tiempo en varios departamentos de la organización para aprender un poco más en detalle qué hace cada cual y definir qué le gusta más. Otros programas de desarrollo ofrecen a los trabajadores talleres según las competencias que necesitan para seguir creciendo en la empresa, como destrezas de comunicación e inteligencia emocional, por ejemplo.

Además, la empresa cuenta con un programa de asistencia económica que le paga hasta el 80 % de los estudios universitarios, mediante reembolso, una vez apruebe los cursos. Otra iniciativa, en colaboración con la Universidad Politécnica de Puerto Rico permite a los empleados interesados tomar cursos de maestría ofrecidos por profesores del campus en las instalaciones de la empresa.

La portavoz aconsejó a los jóvenes que “estén pendientes a las oportunidades gratuitas; si ven talleres de empresas o del gobierno que ayudan a uno profesionalmente, que los tomen y así aprenden, mientras se conectan con personas de la industria”.