Las emociones y los sentimientos son características que distinguen a los seres humanos. Cualquier persona, ya sea niño, joven, adulto o envejeciente, puede sufrir trastoques emocionales que afecten su rutina diaria, su salud mental o su calidad de vida. Para las doctoras en psicología clínica Carmen García Oller y Fabiola Santos Vilella, con la llegada de la pandemia de COVID-19 este es uno de los aspectos que se ha visto afectado.

Según datos de UNICEF, en un sondeo realizado a 8,444 jóvenes, el 27% reportó sentir ansiedad y el 15% depresión. Para el 30%, la principal razón son los cambios en la rutina causados por la pandemia; el encierro y la situación económica. De acuerdo con el estudio, los jóvenes demuestran menos motivación para realizar las actividades que antes realizaban y disfrutaban.

La adolescencia es una etapa en la cual los jóvenes podrían tener dificultad para adaptarse a los cambios. Por ellos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), explican que es importante que los adultos asuman el rol educador de que la vacunación es clave para enfrentar las responsabilidades de que tendrán como estudiantes de nuevo ingreso en las instituciones universitarias. En la medida en que los jóvenes se vacunen, más rápido lograrán retomar sus actividades rutinarias, recobrar el ánimo y las ganas de salir a sociedad.

Por otra parte, los cierres de las escuelas e instituciones de educación avanzada a causa del COVID-19 crearon una comunidad virtual. Sin embargo, esto llevó a que más estudiantes, sobre todo los que están a punto de graduarse de cuarto año, sintieran ansiedad, estrés y desarrollaran sentimientos de coraje, ante una situación que no se puede controlar y que, de paso, les robó la oportunidad de culminar sus estudios de escuela superior como lo hubieran esperado.

Las psicólogas añaden que el COVID-19 ha afectado grandemente la salud mental del país y entienden que todavía no se han visto la verdadera magnitud de estos problemas. Todavía hay consecuencias que se podrían ver a largo plazo, como, por ejemplo, los cambios en la salud mental de los jóvenes y en los niños que quizás ahora no se están identificando y que pudieran reflejarse de aquí a algunos años.

De la misma forma, instaron a buscar ayuda para manejar los cambios emocionales que ha traído la pandemia del COVID-19, mientras levantaron la voz de alerta.

“Hemos visto un aumento en la cantidad de suicidios y eso hay que tomarlo en consideración; estar más pendientes de nosotros mismos, de nuestros hijos, amigos y familiares”, concluyeron.