César Trabanco tuvo la oportunidad única de probarse como aliado, de hacerle justicia a Destinee, al deporte femenino y a todas las mujeres. Sin embargo, negó la sororidad y, con ello, su deber de hacer justicia, escribe Kristine Drowne
César Trabanco tuvo la oportunidad única de probarse como aliado, de hacerle justicia a Destinee, al deporte femenino y a todas las mujeres. Sin embargo, negó la sororidad y, con ello, su deber de hacer justicia, escribe Kristine Drowne
Sororidad es definido como el apoyo, coexistencia y solidaridad entre las mujeres ante los problemas sociales que nos acuñan, en el contexto de una sociedad machista y misógina. Me pregunto si el presidente de la Federación Puertorriqueña de Voleibol (FPV), César H. Trabanco, conoce el término o si lo ignora, tal como lo hizo con los efectos y consecuencias de los embarazos y por ello fue su decisión en represalia de suspender por un año al equipo de las Sanjuaneras tras sororizarse/solidarizarse con la jugadora refuerzo Destinee Hooker-Washington.
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