Las futuras generaciones merecen vivir en una sociedad equitativa, justa e inclusiva; con acceso a una educación pública, servicios médicos de calidad y un retiro digno, justo y asegurado, escribe Sofía Calderón Pizarro
Las futuras generaciones merecen vivir en una sociedad equitativa, justa e inclusiva; con acceso a una educación pública, servicios médicos de calidad y un retiro digno, justo y asegurado, escribe Sofía Calderón Pizarro
Ser joven en Puerto Rico es vivir en un estado de constante sobrevivencia. Nos encontramos en el peor contexto político, económico y social para crecer, desarrollarnos y formarnos en nuestra isla. Es vital comprender que no hay forma de crear economías y sociedades estables sin jóvenes; y menos aún, si el Estado es el primer promotor y defensor de su desigualdad y explotación. Vivimos en una sociedad donde somos estereotipados en múltiples escenarios laborales a causa de nuestra edad. Se nos cuestionan nuestras capacidades, habilidades, metas y proyectos, de manera que no tenemos acceso a oportunidades laborales de calidad. Vivimos con la carga de la típica generalización de que “la juventud está perdida”. Sin embargo, a mi alrededor veo todo lo contrario.
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