René Pérez: una protesta embotellada
La protesta crece y aumentan los reclamos. Se organizan, se mueven, la creatividad es ilimitada. Hay una protesta y una lucha en cada frente, en cada esquina. Si algo maravilloso tiene la protesta en este país es la diversidad.
Entonces René Pérez crea un vídeo y se le critica fuertemente. “Que incita a la violencia, que es multimillonario, que no vive en Puerto Rico, que es un hipócrita, que es fácil protestar desde la comodidad de su casa en Estados Unidos, que es un anuncio de su cerveza”.
Me llegó el vídeo, lo vi. Tengo una opinión totalmente diferente y dediqué una semana a conversar con amistades para conocer su pensar. Algunos están de acuerdo conmigo y otros insisten en todo lo antes mencionado.
:format(jpeg)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gfrmedia/XMUZFO3LJZAKJNTLBSJ4WF53UY.jpg)
Cuando termino mi encuesta sonrío y pienso; de verdad que somos apasionados y ligeritos en el juicio. Lo que me cuesta entender es por qué tanta crítica severa contra Residente por supuestamente incitar a la violencia cuando estamos sometidos y sufriendo violencia por todos lados cada día de nuestras vidas. Ya sé, el muchacho no tiene pelos en la lengua y a veces se le va la mano como, por ejemplo, cuando pidió públicamente la renuncia al entonces rector del Recinto de Río Piedras, Carlos Severino, quien fue acusado injustamente.
A veces algunos de nuestros artistas, estando fuera del país, se dejan llevar y reaccionan a destiempo y sin tener todos los datos. No estoy defendiendo a René, que conste, solo trato de entenderlo.
Produjo un vídeo hace algún tiempo en el que explica de dónde viene y por qué es como es, qué lo atormenta, qué le preocupa y cómo se faja para estar donde está. Entendí mucho de su conducta cuando vi ese trabajo.
Este nuevo vídeo, que se suma a la protesta, no me pareció una incitación a la violencia sino una metáfora del momento. Señala dónde están nuestros ánimos y cómo deben verlo quienes realmente incitan a la violencia con el menosprecio y la indiferencia. El mensaje es para quienes nos abusan. Para que despierten y cambien de rumbo.
Hemos demostrado que como pueblo nos gusta en general la protesta pacífica. Vi el miedo en algunos rostros mientras me ofrecían su opinión sobre el vídeo. Les asustó la imagen de la botella lanzada al aire en llamas.
Ese miedo les impidió escuchar el mensaje que explica y comunica la intención de los visuales.
“Una botella se puede usar para muchas cosas”, inicia el texto que, luego de enumerar algunas, dice que los naúfragos en islas desiertas también usan las botellas para enviar mensajes pidiendo rescate, aunque el mensaje se va con la marea sin llegar a su destino la mayor parte de las veces. Este vídeo envía un mensaje claro y contundente que la marea no podrá desaparecer.
Advierte que padecemos un coraje que arde contenido, encerrado en una botella, que esta no es una isla desierta y que sus habitantes “han resistido huracanes, sequías, inundaciones, temblores, masacres históricas y gobiernos corruptos”. Además de que hemos “aguantado cien años de colonia sin perder nuestro acento y cultura”.
Por eso veo en la botella una metáfora y no una invitación a la violencia. Simplemente, es decir: estamos cansados, basta ya, hemos tolerado demasiado, nos hierve la sangre ante el abuso, la falta de empatía, la indiferencia, la incompetencia y hemos callado y soportado demasiado tiempo.
No incita a la violencia, pero advierte que se acabó la pasividad. Y así lo vamos viendo. Nadie ha salido a disparar o a tirar bombas. Pero ahora aumenta la organización, la militancia. Esa botella que vuela encendida por el aire y simboliza nuestros cuerpos y nuestro coraje, esta hoy en el Urbanista, en los reportajes de investigación de Bianca Graulau, en comunidades que se organizan, en la calle defendiendo sus derechos, en las playas defendiendo las costas, en organizaciones sin fines de lucro que se hacen cargo de proteger nuestro patrimonio, que velan por la transparencia, que llevan educación a las comunidades.
Tenemos fama de bobos y el vídeo está diciendo que de eso nada, que estamos en pie de lucha conciente, que se tiene clara la agenda de crear un Puerto Rico sin puertorriqueños.
“…Somos una combustión de calor y oxígeno que grita en llamas para que el mundo entero se entere de que, aunque traten de quitárnosla, de esta isla no nos saca nadie”.
Todo esto en la voz de la actriz Flor Joglar, que hace una interpretación magnífica del texto con su dulce y entrenada voz. Esa voz suave, pausada, melodiosa, que no invita a la violencia sino a la reflexión. Seamos capaces de apreciar la diferencia.
LEE MÁS:
Elecciones 2020: pesan los endosos de artistas, por Helga García
Otras columnas de Delvis Griselle Ortiz
lunes, 13 de marzo de 2023
Lecciones de vida en la noche del Oscar y el Mundial de Béisbol
Nuestro equipo es aguerrido y lo demostró hasta el final, aunque esta vez perdimos. Pero, ganes o pierdas, siempre es bueno ver buen béisbol, escribe Delvis Griselle Ortiz
viernes, 25 de noviembre de 2022
El breve espacio en que te quedas, querido Pablo Milanés
Sus letras nos guiarán siempre en las profundidades del amor. Su música siempre recorrerá nuestras venas, escribe Delvis Griselle Ortiz
lunes, 5 de septiembre de 2022
“Corazón de Papel” y otro aniversario del huracán María
Corazón de papel, trabajo teatral dirigido por Pedro Adorno suma un escalón en la trayectoria incomparable de Agua Sol y Sereno, escribe Delvis Griselle Ortiz
sábado, 14 de mayo de 2022
Éter de Marian Pabón: un caso de violencia doméstica pura y dura
Todo queda retratado. Nada falta. Esta pieza es un espejo y un magnífico punto de mira sobre el problema de la violencia doméstica en Puerto Rico, escribe Delvis Griselle Ortiz