Messi, Mbappé y el final perfecto para el Mundial
Nunca ha estado en tan buenas manos este trofeo de seis kilos de oro puro. Nunca un Mundial había sido tan raro, desplazado en el tiempo y el espacio, en medio del calendario futbolístico europeo, en medio del desierto, en un país lejano y caro (para los latino-americanos) y que encima no permite el consumo de cerveza en los estadios. Pero cuando Lionel Messi se llevó el trofeo que se le había escapado en otras cuatro ocasiones, todo tenía sentido. Todo tenía un propósito. Este Mundial, marcado por 12 años de debates (todos importantes, sin duda) sobre temas extrafutbolísticos, será recordado para siempre como el Mundial de Messi.
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