Delvis Griselle Ortiz
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“Corazón de Papel” y otro aniversario del huracán María

Los truenos del pasado viernes en la noche despertaron el trastorno de estrés postraumático guardado en el subconsciente de muchos en Puerto Rico, justo cuando faltan pocos días para un aniversario más del paso del huracán María por la isla.

Era la 1:00 de la madrugada cuando arrancaron los truenos y no fuimos pocos los que quedamos como gato en estucado o sentados en la cama, pendientes a lo que estaba pasando y preocupados por lo que vendría, si la cosa maduraba como estaba pintando. No pude conciliar el sueño nuevamente, así que tomé el teléfono y entré al barrio más cercano: Facebook. Para mi sorpresa había mucha gente bien despierta en ese famoso espacio. De pronto entraban mensajes sin parar. Todo el mundo expresando sus temores. Eran ya las 3:00 de la madrugada y por lo menos no se escuchaban truenos, aunque todavía llovía un poco.

Inevitablemente recordé esa madrugada de septiembre de 2017 cuando empezaron los primeros vientos de María y se fue la luz. Ese recuerdo me transportó al estreno en Puerto Rico de la obra más reciente de Agua Sol y Sereno, “Corazón de papel”. La vi precisamente la noche del estreno y me conmovió su profundidad.

En Corazón de papel, Esteban, personaje central que interpreta Pedro Adorno, muestra de forma inteligente a un hombre preocupado, triste y finalmente atormentado por su vida y circunstancias, escribe Delvis Griselle Ortiz
En Corazón de papel, Esteban, personaje central que interpreta Pedro Adorno, muestra de forma inteligente a un hombre preocupado, triste y finalmente atormentado por su vida y circunstancias, escribe Delvis Griselle Ortiz (Captura)

Es una pieza que evoca ese trauma y nos convoca a hacer las paces con la perturbación. Bajo la dirección musical de Ivelisse Díaz, el grupo integrado por Amauro Febres, Lizbette Guerrido, Omar Sánchez y Julie Laporte, con barriles y voces llenaron de alma, esperanza y sanación el ambiente teatral.

De lo alto del escenario, cual bambalinas, colgaban hasta el piso listas de papel de estraza en las que se reflejaban a lo largo de la obra, muchas escenas vividas durante el paso del huracán.

Ese papel comenzó a crujir como el dolor y desesperación de nuestros corazones en aquellas horas de terror e incertidumbre. Ese papel te lleva a ese trance inolvidable de total crudeza. Entonces te atrapa en las profundidades de aquellas penas vividas.

El martirio en la conciencia de sentir el extravío del espacio, la impotencia horrible de no poder salvar a quienes fueron perdiendo la vida. Ver las aguas crecer y arroparlo todo, acompañar a los muertos días o semanas sin poder enterrarlos. Reflexionar sobre la vida y las acciones cuando lo amado está por perderse sin remedio. Ver a muchos desvanecerse entre las aguas para siempre, río abajo. Doloroso, muy doloroso.

La música resonante de los barriles y las voces potentes de sus cantantes fueron oxígeno para no sucumbir a esos recuerdos, narra Ortiz.
La música resonante de los barriles y las voces potentes de sus cantantes fueron oxígeno para no sucumbir a esos recuerdos, narra Ortiz. (Captura)

Es entonces cuando frente a los ojos del espectador, el papel muestra su corazón y se convierte en personaje por movimiento, por lienzo, por crujido. Me impresionó cuanto mensaje lograron insertar en ese papel que sirvió para todo y terminó convertido en corazón de lo evocado a lo largo de esta pieza preparada y asumida en colectivo por Agua Sol y Sereno.

La música resonante de los barriles y las voces potentes de sus cantantes fueron oxígeno para no sucumbir a esos recuerdos. La destrucción y conmoción que la historia proyecta, la música la sana, como sana la caricia de una abuela.

Esteban, personaje central que interpreta Pedro Adorno, muestra de forma inteligente a un hombre preocupado, triste y finalmente atormentado por su vida y circunstancias. Los suyos donde estarán. De frente a sus decisiones previas, inevitablemente sufre las consecuencias. Todo el peso de su vida sobre sí mismo en medio de un huracán de categoría mayor. De seguro con un río de llanto en su interior. Ya no hay tiempo para enmendar. El río crece y esa hermosa joven llena de vida y sueños perece ahogada en medio de las corrientes estruendosas. Mientras tanto en el silencio inmenso de la pena ahogada, una mujer acompaña a su esposo muerto. Tania M. Adorno Vigo, Alba Taina Ortiz Olivera, Keneth Salgado Barreto y Cristina Vives Rodriguez completan un elenco que rinde honor al trabajo colectivo.

Cada cuento y cada intento de sobrevivir queda plasmado en el papel que no para de crujir. Un crujir que va adquiriendo características de lenguaje, que solo aquellos que vivieron el paso del huracán María son capaces de traducir.

Este trabajo dirigido por Adorno suma un escalón en la trayectoria incomparable de Agua Sol y Sereno.

El trabajo colectivo es evidente de principio a fin. Me brindó esa imagen de pescadores en la orilla de la playa arrastrando una red llena de peces fuera del agua. Así, Agua Sol y Sereno recogió y arrastró en sus redes el sufrimiento de los nuestros por toda la isla y los plasmó en este proyecto teatral sin fronteras en el que demuestra que un corazón de papel puede parecer frágil, pero en realidad sus bondades inherentes y su capacidad de flexibilidad lo hace indestructible.

Han escuchado aquello de que, “el papel aguanta todo lo que en él escriban”, pues de esa misma forma el boricua es capaz de resistir a los huracanes de fuerza mayor. ¡Bravo Agua Sol y Sereno!

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