China, Ushuaia y la III Guerra Mundial: un escenario posible
La Doctrina Monroe, redactada el 2 de diciembre de 1823, o sea, hace 100 años, les prohibía a las potencias europeas invadir militarmente cualquier territorio del hemisferio americano, el cual los Estados Unidos consideraban su patio trasero (“backyard”) o, dicho en lenguaje diplomático, “respetar el área de interés de los Estados Unidos”.
El establecimiento de una base militar china en territorio latinoamericano para todos los efectos “le falta el respeto” a la zona de interés de los Estados Unidos en el hemisferio que estos han mantenido como un cúmulo de neocolonias, en mayor o menor medida dominadas por el mercado estadounidense pero no consideradas como socios estratégicos como lo son Europa, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur y, en alguna medida, África del Sur.
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China, cuyo proyecto de desarrollo económico y militar es centenario, sin acercarse al cerco militar que los Estados Unidos han establecido por todo el globo con alrededor de 800 bases militares, está negociando con Argentina para colocar una base naval en Ushaia, la punta más al sur del continente, donde se juntan el Atlántico y el Pacífico a “pasos” de la Antártica.
Sus bases en Djibouti, en el cuerno de África, Camboya y Tajikistán (todavía Asia pero casi Europa), de lograr un acuerdo con Argentina, colocaría sus fuerzas navales y aéreas, junto a las que ha “creado” al norte de Japón, en cuatro puntos cardinales del planeta. Su carrera por igualar y superar a los Estados Unidos en términos económicos, industriales, tecnológicos, militares y hasta aeroespaciales (se habla de que, de llegar a la Luna, como se propone, la reclame para China) se ha propuesto abarcar el planeta como su nueva ruta de la seda (de Asia a Europa y África), un paso a la vez.
Rusia ha fracasado en su intento de frenar la influencia estadounidense en Europa, específicamente, en Ucrania. Por el contrario, ha acercado, además de Ucrania, a Finlandia y Suecia a ingresar a la OTAN, y ha sacado a Suiza de su histórica neutralidad al brindar equipo de apoyo militar a Ucrania. China, que ha estado realizando ejercicios navales con Rusia, y mantiene una relación de hermano mayor con Corea del Norte, mueve fichas para continuar socavando la influencia estadounidense en África y tan cerca a nosotros como Chile, Ecuador, Perú, Venezuela, Costa Rica y hasta República Dominicana.
Recientemente, varios agoreros con variados grados de credibilidad han comentado que la Tercera Guerra Mundial ya comenzó. El conflicto en Ucrania amenaza con provocar un evento “no intencionado” que enfrente los aparatos militares de los Estados Unidos y la OTAN contra Rusia. Corea del Norte, emulando a Japón en 1941, aunque sin unirse a Rusia formalmente, aprovecharía para asestar golpes a Corea del Sur, Japón y los Estados Unidos, sus enemigos “existenciales”. China velaría la güira para invadir a Taiwan, contando con que las fuerzas armadas estadounidenses estarían tan dispersas como las de Hitler en la II Guerra Mundial y su apoyo a Taiwan estaría sujeto a sus prioridades bélicas en Europa y las Américas, sobre todo si China establece la base en Ushuaia.
Una base militar china en el cono sur de Latinoamérica nos insertaría en el contexto mundial de una tercera guerra entre las potencias imperiales de los pasados 1,000 años. Argentina es un país soberano, sujeto tanto a la avaricia de sus propias élites como a los mercados internacionales dominados por los Estados Unidos y Europa. Sin embargo, los posibles beneficios económicos que le pueda ofrecer China palidecen ante los efectos nefastos de verse incluída en una guerra mundial entre potencias cuyo único interés es lograr su hegemonía mundial.
Ojalá prevalezca la sensatez entre todas las partes envueltas, aunque no abrigo grandes esperanzas.
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