Parece que no estamos todavía para celebraciones multitudinarias, que dejan dinero, lo entiendo, y simpatías, lo sé. Pero el concepto de balanza existe para pesar las cosas. La sola mención de una nueva ola resulta insoportable, dice Mayra Montero
Parece que no estamos todavía para celebraciones multitudinarias, que dejan dinero, lo entiendo, y simpatías, lo sé. Pero el concepto de balanza existe para pesar las cosas. La sola mención de una nueva ola resulta insoportable, dice Mayra Montero
Dos conciertos con 35,000 almas en el Estadio Hiram Bithorn, más las que se juntaron también durante las dos funciones en el Coliseo, cifra que en total rondaba o superaba los 100,000 asistentes, solo podían tener uno de dos desenlaces: la declaración del fin de la pandemia, si la cosa salía bien, o el trago amargo de una explosión de casos, si salía mal.
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