Estos ruidos ni son silvestres, ni son por casualidad. Salen por los casos de corrupción que se avecinan y que se ventilan en el tribunal federal. El famoso chat que hoy se vuelve a ventilar en la palestra, en un caso de extorsión federal, revive el recuerdo de las marchas del verano 2019 y el tema de una alianza Político-Privada entre el Partido Independentista Puertorriqueño y el partido Movimiento Victoria Ciudadana.

¡El Movimiento Victoria Ciudadana es quien más lo necesita! Hoy por hoy se encuentra sin su corazón, su pasión, su cerebro, su alma, sin Alexandra Lúgaro.

Alexandra Lúgaro, esa figura carismática, atractiva para muchos por su verbo, sus soluciones, su lógica simple y fácil de entender, se ha perdido. Manuel Natal, por su parte, todavía no ha podido llenar ese vacío y todo indica que quien único puede llenarlo en su carrera político-partidista es Juan Dalmau.

Juan Dalmau, la “nueva” cara del Partido Independentista Puertorriqueño, no es como los líderes del PIP. No es una eminencia de la independencia, no es ni el Aristóteles, ni el Sócrates, ni el Platón de la política separatista del antiguo PIP. Pero es carismático y comunica bien con sus expresiones faciales. Con el verbo simple también.

En esta supuesta alianza político-privada entre el PIP y el MVC, Juan Dalmau es quien viene a sustituir a Alexandra Lúgaro, a llenar ese vacío, ese monumental espacio dejado en el MVC y que Manuel Natal no ha podido llenar.

El sueño de todo perdedor es realizar una alianza con quienes le puedan dar ese último empujón para poder ganar, llegar a donde nunca han llegado. Solos no han podido ni van a poder. Lo saben, lo computan y lo entienden.

Todos tienen un sueño: el poder administrar la colonia, tener en sus manos la administración de miles de millones en fondos federales para así poder llevar a cabo su agenda, su “democracia”, su “justicia”, sus sueños de poder.

Como me dijo una exgobernadora una vez: “Kike, con la boca es un mamey”. De eso hace más de 20 años. Yo al igual que ella he trabajado, muchos de los que han querido ese poder no. Muchos de los que lo quieren no.

Ninguno, más allá de administrar sus finanzas personales, tiene la más mínima idea de la responsabilidad a la que aspiran, a lo que dicen que van a hacer y nunca han hecho, a algo completamente desconocido que ni tan siquiera en las clases de ciencias políticas les han enseñado, porque ahí tampoco saben cómo administrar la colonia. El salón de clases, los estudios, los libros y las tertulias les dan ese grado de “experiencia” para tener todas las respuestas de esa dimensión desconocida, administrar la colonia.

En los pasados 20 años, todos de una forma u otra han fracasado, se han quitado, han reconocido que el pueblo no les ha “renovado” la confianza, la esperanza que depositaron en ellos(as) y que se la gastaron con malas decisiones.

Ustedes se preguntarán por qué describo esta alianza como una alianza “político privada”. Lo he hecho porque eso es lo que es. Aquí no hay democracia. Los candidatos de esa “democracia” son escogidos, impuestos y designados por un “politburó” que dice ser democrático pero que impone a su mayor conveniencia.

El PIP con Juan Dalmau quiere seguir creciendo. Quieren volver a dar el “tajo” que dieron en el 2020, crecer su base y que no se les vea como independentistas, separatistas, sino como una “solución”, la única alternativa, la única esperanza.

Por otro lado, el MVC, ante la ausencia de Alexandra Lúgaro, no quiere perder lo que han ganado en dos elecciones. Quieren concentrarse en ganar la alcaldía de San Juan, buscando votos en el PIP y otros lugares para volver a tratar.

¡Juzgue usted!

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