José Cruz López
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La epidemia de la obesidad como causa principal de patologías mortales

Pesar más de lo ideal, de acuerdo a estatura, edad, estilo de vida y alguna condición de salud, significa que una persona está sobrepeso e incluso puede ser obesa.

La obesidad es una enfermedad crónica y puede tener repercusiones de gravedad ya que suele comprometer todos los sistemas del cuerpo humano.

Se trata de una enfermedad compleja en la que una persona acumula niveles excesivos de grasa en distintas partes del cuerpo, pero principalmente en el abdomen.

La tasa de obesidad en el continente americano ha superado el 43%, de acuerdo con datos del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo, Control y Prevención de Enfermedades. El giro se observa por primera vez desde la pasada década.

Hoy el sobrepeso y la obesidad se han globalizado en todo tipo de poblaciones. Sin embargo, en el pasado solo fue considerado como un problema de salud en algunos países.

La obesidad es una enfermedad crónica y puede tener repercusiones de gravedad, escribe José Cruz López.
La obesidad es una enfermedad crónica y puede tener repercusiones de gravedad, escribe José Cruz López. (Archivo)

La obesidad es una enfermedad compleja, crónica y multifactorial. Puede iniciar en la infancia o adolescencia. También puede presentarse como una interacción genética y ambiental que se fortalece por un desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético. La epidemia de obesidad aumenta el riesgo de enfermedades y problemas de salud. Por otro lado, afecta el aspecto estético y la movilidad de muchas personas.

La forma más común de obtener un diagnóstico y determinar si una persona padece obesidad es calcular su índice de masa corporal. Se logra al medir la cantidad de grasa corporal. Y de acuerdo a los resultados, se evalúan posibles riesgos para su salud.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), calcula que 1,300 millones de personas presentan problemas de sobrepeso/obesidad. El índice creció un 50% de 2010 a 2015. El 30% de la nación americana padece de obesidad. De continuar esta tendencia actual, en 2040 casi la totalidad de la población en América estaría en riesgo de obesidad.

Factores de riesgo

Tener un factor de riesgo no significa que usted contraerá la enfermedad, pero aumenta la probabilidad que suceda. Algunos factores de riesgo incluyen: estar físicamente inactivo, tener un estilo de vida sedentario y fumar. Además, existen factores genéticos que predisponen a la enfermedad. También la mala alimentación o hábitos alimenticios inadecuados, la edad y antecedentes de familiares con sobrepeso se suma a la lista de riesgos.

A pesar de las influencias genéticas, de comportamiento y hormonales, la obesidad tiene como fundamento la ingesta de más calorías de las que quema el organismo a través del ejercicio o la actividad física. Es preciso recalcar que el exceso de calorías es almacenado en forma de grasa en nuestro cuerpo.

Algunas consecuencias de la obesidad son: hipertensión arterial, diabetes, alteraciones digestivas, insomnio, insuficiencia respiratoria, incontinencia urinaria, síndrome metabólico, insuficiencia renal, gota, dolores articulares e inflamaciones, accidentes cerebro vasculares y cáncer.

Esta enfermedad tiene un impacto enorme en la calidad de vida del paciente. La prevención desde la niñez es imprescindible para reducir y controlar esta epidemia.

La prevención debe incluir cambios trascendentales en los hábitos alimenticios y en la actividad física. La buena noticia es que, con un pequeño esfuerzo y determinación, una persona puede comenzar a ver cambios positivos que se evidencian a corto plazo en pruebas de laboratorio. En algunos casos se pueden revertir diagnósticos de condiciones o enfermedades asociadas al sobrepeso.

Claves los buenos hábitos alimenticios

Una alimentación estructurada y balanceada es el punto de partida en la búsqueda de buena salud. Sin embargo, entre los errores más comunes está seguir una dieta determinada. Hay que evitar estar eternamente sometido a la dieta X o Y porque el efecto yo-yo termina en obesidad. Eso ocurre cuando la persona se pone a dieta a destiempo, mal asesorado o sin tener metas claras a corto y largo plazo.

No obstante, es un total acierto cambiar los hábitos de alimentación y crear una rutina saludable. En esa iniciativa debes ser partícipe, conocer los grupos de alimentos y lograr una ingesta calórica adecuada.

Ejercicios fundamentales

La prescripción de actividad física y una específica rutina de entrenamiento debe ser la adecuada según el diagnóstico, las necesidades y particularidades de cada persona. De no ser así, se expone a lastimarse y eventualmente puede frustrarse, de no obtener los resultados esperados.

Actividades cardiovasculares como caminar o correr bicicleta son alternativas viables y saludables en el proceso.

El apoyo del entorno familiar como un equipo multidisciplinario puede servir de motivación en el relevante objetivo de superar la obesidad. A la vez, ayuda a lidiar con la ansiedad, promueve la búsqueda de la motivación necesaria y así afrontar el reto de superar cada día.

Soy testigo de varios testimonios de impacto. Créanme, cada ser humano es capaz de reinventarse y realizar cambios en su estilo de vida con el propósito de buscar salud y una mejor calidad de vida.

(El autor es Fisiólogo del Ejercicio y posee un centro de desarrollo y capacitación. Puede ser contactado al correo electrónico: jc_scs@yahoo.com).

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