Un día dura tres otoños
Es una frase simple y hermosa, encontrada en uno de esos días en que los deseos de futuro se viven con más ansias que los avatares del presente. Es casi un himno, coronado al comienzo con los caracteres chinos de su procedencia, y luego la traducción que esconde y delata los caminos del corazón. En China, leo, es utilizada con frecuencia cuando las expectativas no se cumplen, cuando tarda esa llegada, cuando la geografía se cansa de las esperas acometidas.
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