Contrario a la guerra declarada de los huracanes, los apagones, como los temblores de tierra, son ataques sorpresa. Ocurren en cualquier momento y sin la cortesía de un aviso, escribe Ana Lydia Vega
Contrario a la guerra declarada de los huracanes, los apagones, como los temblores de tierra, son ataques sorpresa. Ocurren en cualquier momento y sin la cortesía de un aviso, escribe Ana Lydia Vega
Si para el poeta T.S. Eliot “abril es el mes más cruel”, para los puertorriqueños siempre lo ha sido septiembre. De todos los huracanes que nos han asediado a través del tiempo, los peores han ocurrido en el noveno mes del calendario gregoriano, eje de la temporada pico, cuando los vientos cortantes de la atmósfera aflojan y las aguas del Atlántico hierven. Para muestras, un quinteto estelar: San Felipe II, San Ciprián, Hugo, Georges y María.
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