“Esto es algo que hay que ver aunque sea una sola vez en la vida. Mucho mejor de lo que imaginamos”, nos dijeron nuestros nuevos amigos mexicanos, los periodistas y viajeros empedernidos Ramón y Arcelia Becerra, mientras admirábamos la magnitud de una de las Esclusas de Gatún, cuya compuerta se abría lentamente para dejar pasar el barco y que se elevara a la altura principal del Canal de Panamá.