Leyendo la noticia, y viendo el vídeo que reprodujo en su versión digital este periódico hace unos días, me puse a reflexionar sobre algo —la instrucción escolar— de lo que no suelo opinar porque no pertenece a mi área de especialidad profesional. Sin embargo, no hace falta un grado doctoral en pedagogía para uno darse cuenta de que algo anda muy mal. Solo basta con tener ojos para ver. Y al ver el testimonio de una maestra de escuela superior, con 18 años de experiencia, expresando con llanto su frustración por el poco compromiso de muchos de sus estudiantes hacia los estudios, quedé absolutamente conmovido y muy identificado con ella. Me estuvo que, además de un juicio sobre la irresponsabilidad de esos estudiantes, la maestra también pasaba juicio sobre la familia, la sociedad y el gobierno.
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