Es hora ya de que el movimiento estadista puertorriqueño ande por cuenta propia sin atadura a un partido político, escribe Orlando Parga
Es hora ya de que el movimiento estadista puertorriqueño ande por cuenta propia sin atadura a un partido político, escribe Orlando Parga
Conversando con Luis A. Ferré al conmemorarse el natalicio de Barbosa en 1994 se discutió la idea de elegir la delegación de cinco representantes y dos senadores que correspondería a Puerto Rico como estado de la Unión – a manera de Plan Tennessee – para enviarlos a Washington como cabilderos a reclamar atención al problema colonial de Puerto Rico. Se habló de crear, bajo la dirección de Ferré, una “fundación estadista” que montaría oficinas en la capital federal, organizaría su propia agenda de trabajo y recaudaría fondos para financiar la costosa operación. A Don Luis le entusiasmó la idea, pero a su edad ya no era posible pedirle desarrollarla.
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