Cezanne Cardona Morales declara que los argentinos hablan Diego Maradona y nosotros acá hablamos Roberto Clemente. El presente va cambiando de apellido según el cuerpo y espacio del milagro.
Cezanne Cardona Morales declara que los argentinos hablan Diego Maradona y nosotros acá hablamos Roberto Clemente. El presente va cambiando de apellido según el cuerpo y espacio del milagro.
Todas las historias verdaderas necesitan buenas mentiras. El gol más polémico del mundo no es el que metió un pie sino una mano, la parte prohibida del juego. En el verano de 1986, mientras se construía el sarcófago sobre el rector cuatro de Chernóbil y los bomberos aún barrían las cenizas de cuatrocientos mil libros que se quemaron en la Biblioteca Pública de Los Ángeles, a Dios le dio con darle una mano a Maradona y a la Argentina contra la Inglaterra de Margaret Thatcher en el Estadio Azteca. Lo que en un principio pareció un legal cabezazo, en realidad fue un ilegal puñetazo. Para catalizar la disputa, Maradona redujo todo a una frase teológica, que hasta Pablo de Tarso envidió: “Fue la Mano de Dios”.
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